No corras más
Por el laberinto
de las voces
Porque no podrás
escapar del reino de Knosos
Ni con el pensamiento dedálico
Ni con las alas de cera de Ícaro
Ni te aturdas con la avalancha de penas
Que coronan tu impaciencia
Y las indecisiones matutinas
Puesto que hoy
Es el fruto lo que fue ayer
Y la cosecha de mañana
Nadie siembra por nada
Siempre hay algo que se desea
Aunque a veces
Por miedo
Nos dan a la ciega
El golpe sordo del olvido
Son los viejos
heraldos
Que pregonan las
huellas
Tal vez por
menguar tus dolores
O por reacomodar
el camino
Pero al fin y al
cabo
Hay que humedecer
los frutos
Que tiempo atrás
sembraste
Y dejaste secar como
los huarangos del paraíso
Jamás huyas de tu
sombra
Ni arrebates a cuentagotas
la fuerza del viento
Ni pidas a la vida
la piel de la reptil
Porque tarde o temprano las puertas se abrirán
No corras más
Por los pasadizos
plateados de los días
Porque las horas
te vigilan
Con sus ojos de
lumbre
08julio2003